octubre 9 2020

Enfrentando las consecuencias de la violencia familiar en la niñez en América Latina

Más de la mitad de los niños en América Latina experimentan violencia familiar cada año. En la región más violenta del mundo, el apoyo emocional es clave para romper el ciclo de violencia.

Paul* (16), es el hermano mayor de cuatro hermanos y vive en el patio trasero de la casa de su tío en Lima, con su madre, Marcela, Ana (13), Lucía (9) y Gabo (3). La casa, hecha de material prefabricado, es más pequeña que la anterior y al principio ni siquiera tenía un baño propio. Pero Paul y sus hermanas se sienten más seguros aquí, especialmente porque ya no viven con su padre.

Durante años, los niños fueron testigos de cómo su padre humillaba y maltrataba constantemente a su madre. En el 2018, Marcela se enteró de que había abusado sexualmente de Ana, mientras ella estaba en el trabajo. Paul se sintió culpable. Como hermano mayor, sintió que debería haber protegido a su hermana.

Aldeas Infantiles SOS Perú guió a Marcela para que presentara una denuncia policial y gestionó la donación de la casa prefabricada para la familia. Pero el trauma dejó heridas demasiado profundas para que sanaran por sí solas.

“Paul intentó suicidarse”, dice Marcela, sentada en su casa rodeada de fotos de sus hijos. “Tenía depresión y ansiedad. Ana tenía miedo y las niñas se enfermaban constantemente. El pequeño tenía problemas de lenguaje. Además, yo tenía miedo y no sabía cómo ayudar a mis hijos".

Más del 80% de las niñas y niños en el Perú han sido víctimas de violencia en sus hogares y más de la mitad de los casos reportados en 2018 estuvieron relacionados con violencia física y/o sexual por parte de sus padres, según la Encuesta Nacional de Relaciones Sociales del Perú (ENARES). 

Desafortunadamente, a pesar de las alarmantes tasas, a menudo se pasa por alto el costo del trauma mental y emocional provocado por la violencia familiar.

Las niñas y niños de familias que enfrentan esta problemática tienen casi el doble de riesgo de tener un diagnóstico de salud mental, en comparación con los niños de hogares promedio, según expertos en salud mental. Para tener adultos autosuficientes e independientes, y romper el ciclo de violencia, la sociedad debe abordar el trauma que han experimentado.

En toda América Latina, Aldeas Infantiles SOS apoya la salud mental de las niñas, niños y adolescentes en las familias de diversas maneras. Desde clases de Circo Social y baile en Brasil, hasta talleres en Nicaragua y Perú que promueven masculinidades positivas entre los padres.

“Cada asociación nacional tiene diferentes enfoques, basados ​​en las realidades y necesidades locales”, dice Maricruz Granados, Coordinadora de Desarrollo Programático de Aldeas Infantiles SOS América Latina. “Pero el objetivo general es prevenir la violencia doméstica, creando conciencia y resiliencia, rompiendo el ciclo de abuso, sufrimiento y abandono en la región.”

Las huellas invisibles en los niños

La psicóloga y especialista en protección infantil de Aldeas Infantiles SOS Perú, Stephany Orihuela, menciona que la baja autoestima y la auto valoración de los niños que han experimentado violencia es lo que más resalta en los perfiles. Pero el terapeuta también debe trabajar en los problemas subyacentes. “Esta es la necesidad de afecto, de pertenencia, de ser escuchado/a y amado/a”, dice Orihuela. "Es con esto con lo que el o la terapeuta debe conectar". Sin bienestar emocional, es imposible mejorar su comportamiento, agrega.

Un ambiente tóxico en el hogar distorsiona la visión infantil de las relaciones de varias maneras, explica. Primero, aprenden que si alguien los ama, puede ser violento. En segundo lugar, internalizan que cualquier persona con cierta autoridad puede humillarlos y maltratarlos. Y por último, por la falta de capacidad comunicativa, la violencia se convierte en una forma de resolver conflictos.

Además, la especialista menciona que la evidencia muestra que los niños que viven en hogares con violencia familiar tienen un mayor riesgo de convertirse en agresores o víctimas en el futuro. La prioridad en la terapia psicológica es deconstruir estas creencias, de lo contrario, las cargarán a lo largo de su vida y en todas sus relaciones.

Construyendo resiliencia y confianza en uno mismo

En el sistema peruano, una vez que se presenta un informe de violencia doméstica en un Centro de Emergencia Mujer (CEM), la terapia psicológica suele ser obligatoria para que los padres se queden con sus hijos. Lamentablemente, los servicios que ofrece el Estado son insuficientes, por una alta demanda y una consecuente pérdida en la calidad. Una víctima de abuso infantil recibe solo de tres a cinco sesiones con un consejero en una institución de salud pública, antes de que se cierre el caso.

Aldeas Infantiles SOS Perú trabaja en alianza con el Estado para evitar la separación familiar. Además de la orientación legal y el desarrollo de capacidades en las habilidades de los padres y la independencia económica, trabajan en asociación con instituciones privadas para ofrecer terapia psicológica a las familias que han sufrido violencia familiar.

Marcela y sus hijos recibieron terapia psicológica individual semanal durante seis meses, mientras recibían visitas domiciliarias de Lili Ñuñez, asesora familiar de Aldeas Infantiles SOS, cuyo objetivo era brindarles apoyo y seguridad. Los niños también asistieron a la iniciativa “Hermano mayor” en el Centro Social, donde recibieron refuerzo académico extraescolar y clases de arte y/o música.

“Todo esto ayudó a los niños a desarrollar confianza en sí mismos y resiliencia”, menciona la asesora familiar. “Además, a través de los talleres organizados en el Centro Social para las familias de las comunidades, mejoramos sus vínculos y la comunicación con su madre”.

El padre de los niños está libre y no paga la pensión alimenticia. Marcela tiene miedo, mantiene a sus niños cerca y se niega a dejarlos solos durante mucho tiempo. Ella actualmente vende cosméticos por catálogo y trabaja como enfermera a domicilio para adultos mayores pocas horas al día.

Paul finalmente superó su depresión. Él terminará la escuela este año y quiere convertirse en médico para proteger y curar a otros. Lucía está sana y llena de energía y el pequeño Gabo superó rápidamente sus problemas con el lenguaje, mediante la estimulación temprana ofrecida en el Centro Social.

Hoy Ana muestra con orgullo su nueva casa. Ella está feliz de que tengan un hogar propio y se sienta segura. En el futuro, desea convertirse en enfermera como su madre. “Mi madre es mi ejemplo de valentía y amor, quiero ser enfermera como ella cuando sea grande.”

* Nombres cambiados para proteger la privacidad de los participantes

** Todas las actividades sociales en la región están suspendidas debido a la pandemia de COVID-19. Los colegas de campo están constantemente en contacto con las familias de las comunidades para brindarles orientación y apoyo.

 

Alejandra Kaiser

Corresponsal en América Latina para Aldeas Infantiles SOS