“A los siete años utilizaba palitos bien pulidos o alambres para tejerle ropa a mis muñecas, les hacía chompas y chalinas”, nos cuenta Inés Calderón Palomino (54) sobre su primer acercamiento con el arte de elaborar piezas hechas a mano durante su niñez. Inés es la sexta de diez hermanos y nació en la provincia de Cangallo en Ayacucho, ciudad que destaca por su artesanía.
Los trabajos de sembrío y cosecha en el campo junto a sus padres y hermanos son otras de las memorias que atesora sobre su infancia. Y aunque los recuerdos de su juventud son más complicados, Inés sabe que son hechos que tuvo que atravesar para convertirse en la mujer valiente y emprendedora que es hoy. Una de esas vivencias fue el haberse convertido en madre a los 18 años.
Asumir la responsabilidad de cuidar y proteger a un hijo sola no fue fácil, pero su habilidad con el tejido la ayudó a salir adelante. Se capacitó, empezó a confeccionar tejidos, bordados, cojines y juguetes con calidad de exportación e incluso llegó a conformar una microempresa junto a otras madres artesanas.
“Nuestro emprendimiento se llamaba Kipus. Recuerdo que una vez ganamos un concurso que hizo el Gobierno Regional. Nos premiaron con máquinas de tejer y coser, estuvimos muy contentas. Trabajamos unos años, llegando a exportar miles de juguetes y adornos, pero tiempo después, por problemas administrativos y por la baja demanda, algunas socias salieron del proyecto y cerramos”, comenta Inés.
Con la llegada de su segundo hijo a los 27 años, Inés fortaleció sus conocimientos en corte y confección y siguió trabajando para brindarle lo mejor a su familia. En la actualidad, su hijo mayor es contador y el menor es mecánico automotriz.
¿Cómo llegó Inés a la organización?
En el 2008, mientras ayudaba a uno de sus hijos a buscar trabajo, escuchó en la radio que Aldeas Infantiles SOS Perú estaba en la búsqueda de una cuidadora para encargarse de la atención de niñas, niños y adolescentes en situación de desprotección familiar. Con la aprobación de sus hijos, decidió postular.
Nunca antes se había separado de ellos. Aunque ya eran profesionales, Inés no quería dejarlos solos mucho tiempo por lo que decidió trabajar solo seis meses. Se presentó a la entrevista y fue aceptada. Este año, Inés cumple 12 años consecutivos como cuidadora SOS en Aldeas Infantiles SOS Perú Programa Ayacucho.
“Entré a trabajar con la idea de quedarme solo unos meses, pero con el paso del tiempo me fui enamorando de mi trabajo. Me di cuenta que ellos necesitaban el amor de una madre y que también yo los necesitaba a ellos”.
Actualmente, Inés destaca por el amor y compromiso en su labor con las niñas, niños y adolescentes que participan en el Programa Ayacucho. “Jamás me imaginé tener tantos hijos. Algunos ya se han reintegrado con sus familias de origen, otros ya están estudiando o trabajando, pero nunca perdemos la comunicación, siempre estamos en contacto”, asegura emocionada.
En sus tiempos libres, continúa desarrollando su pasión por los tejidos y la artesanía ayacuchana, haciendo chompas o adornos navideños. “Mi motivación son mis hijos de sangre y mis hijos de Aldeas, sé que pronto saldrán pero mientras tenga fuerzas yo seguiré estando aquí pendiente de ellos”.
Inés confiesa que cuando deje la organización, emprenderá un nuevo negocio para confeccionar toallas o sábanas y así poder brindarles oportunidades laborales a jóvenes que no cuenten con el apoyo de sus familias.
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