mayo 13 2011

Viviendo bajo la sombra de Chernobyl

25/04/2011 - Después de 25 años, está claro que millones de personas en Bielorrusia siguen sufriendo las consecuencias de la contaminación radioactiva además de las secuelas psicológicas y emocionales provocadas por el desastre. Aldeas Infantiles SOS está apoyando activamente a quienes continúan viviendo en la sombra de Chernobyl, a través de su trabajo tanto con los niños que están recibiendo tratamiento para el cáncer, como con las familias que tuvieron que desplazarse abandonando las zonas contaminadas por la radiación.

Dummy picture
Lesha es uno de muchos niños y jóvenes con cancer en Bielorrusia. Mientras recibe tratamiento en un hospital de Borovljany, se aloja en el Centro Social SOS. Foto: Benno Neeleman.
A las 1:23 de la madrugada del 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro de la planta nuclear soviética de Chernobyl (ubicada en la actual Ucrania) explotó, como terrible consecuencia de un problema con una prueba eléctrica. El material radioactivo liberado contaminó 80.000 millas cuadradas, distribuyendo lluvia radioactiva hasta el noroeste de Irlanda. El desastre, que produjo al menos 100 veces más radiación que las bombas atómicas lanzadas sobre Nagasaki e Hiroshima, provocó el desplazamiento de decenas de miles de personas locales, muchas de las cuales nunca pudieron regresar a las zonas contaminadas.

El desastre tuvo un impacto enorme sobre Bielorrusia, un país pequeño con una población de 10,4 millones de personas. Se estima que el 70% del material radioactivo cayó sobre este país, afectando a más de 2,2 millones de personas, incluyendo a 500.000 niños. Una quinta parte del terreno cultivado del país fue contaminado. A causa de este desastroso impacto, en 1996 se construyó la primera Aldea Infantil SOS de Bielorrusia, en el pueblo de Borovjlany, a 20 km de su capital, Minsk.

Un Centro Social SOS para los niños con cáncer
En noviembre de 2004, la revista Swiss Medical Weekly publicó los resultados de un estudio del Instituto Clínico de Investigación de Medicina de Radiación y Endocrinología en Minsk, que muestra que entre 1990 y 2000, la tasa de cáncer entre los bielorrusos ha aumentando en un 40%, en comparación con las tasas anteriores a la catástrofe de abril de 1986. Según el Subdirector del Instituto de Radiación de Bielorrusia, “De los 400.000 niños en los que hemos medido los niveles de radiación desde 1990, un 90% tiene en sus cuerpos niveles potencialmente peligrosos de material radiactivo”. Sólo en el caso del cáncer de tiroides en niños menores de 15 años, la tasa aumentó de 2.000 casos en 1990 a más de 8.000 casos en 2001.

Aunque han pasado 25 años desde el desastre, Aldeas Infantiles SOS sigue comprometida  con apoyar a los afectados. El Centro Social SOS para Madres y Niños, ubicado en Borovjlany cerca del Centro de Oncología y Hematología, proporciona alojamiento a las familias cuyos niños están recibiendo tratamiento para el cáncer. El Centro Social SOS ocupa tres casas de la Aldea Infantil SOS de Borovjlany, donde los niños y familias de las zonas más afectadas por la radiación (Mogilev, Gomel, Brest y Grodno) pueden quedarse durante el tratamiento.

Cada año, 250 familias se quedan de forma gratuita en el Centro Social SOS. Se ofrece este alojamiento a las familias de bajos recursos que han viajado largas distancias para recibir el tratamiento. El Centro Social SOS trabaja directamente con el hospital y con las autoridades para identificar las familias que más necesidad tienen de este apoyo.

El impacto a largo plazo de Chernobyl sobre las familias
Aldeas Infantiles SOS apoya también a muchas familias bielorrusas que fueron obligadas a trasladarse desde las zonas contaminadas a Minsk, y para quienes el cambio ha supuesto un reto importante. En los tres años después del desastre, 100.000 personas, muchas de ellas agricultores, se desplazaron desde los puntos de mayor radiación. 55.000 de ellos viven ahora en altos bloques de pisos construidos específicamente para esta población, y completamente desconectados de la agricultura y sus fuentes tradicionales de ingresos. Aunque era esencial sacar a la gente de las zonas contaminadas, este traslado ha tenido también claras implicaciones sociales.

Según Lilya Shestakova, que lidera el Centro Social SOS para Madres y Niños, muchas familias se enfrentan ahora con el desempleo, y luchan con toda una serie de problemas sociales, incluyendo el alcoholismo y las enfermedades mentales. El equipo de Fortalecimiento Familiar de Aldeas Infantiles SOS trabaja, junto con los Servicios Sociales y la Policía, para identificar a las familias que, según la descripción de Lilya, están “en crisis”. A estas familias se les proporciona un paquete integrado de apoyo, que incluye alimentos, acceso a un terapeuta y un asesor legal, apoyo escolar y actividades extra-escolares para los niños, y clases semanales para los padres sobre el cuidado y educación de sus hijos.

Después de 25 años, queda claro que millones de personas de Bielorrusia siguen sufriendo la contaminación radioactiva y también las secuelas psicológicas y emocionales provocadas por el desastre. Aldeas Infantiles SOS, a través de su Centro Social SOS y sus Programas de Fortalecimiento Familiar, está apoyando activamente a los que siguen viviendo bajo la sombra de Chernobyl.


Ayúdanos a seguir apoyando a largo plazo a los niños y familias que más lo necesitan. Hazte socio de Aldeas Infantiles SOS.