mayo 10 2011

Tras los pasos de Hermann Gmeiner

Hermann Gmeiner nació el 23 de junio de 1919, en el pueblo austriaco de Alberschwende, en una familia de agricultores. Cuando tenía cinco años, perdió a su madre. Su hermana mayor, Elsa, se encargó a partir de entonces del cuidado de los demás hermanos.

Gmeiner comentaba que tras la muerte temprana de su madre: “Sólo quedaba el vacío donde ella antes estaba” y que esta experiencia preparó el camino para la fundación de Aldeas Infantiles SOS.
Después del final de la guerra, terminó sus estudios secundarios y comenzó a estudiar medicina. Al mismo tiempo se dedicó cada vez más al trabajo con los niños y jóvenes.

El destino de muchos huérfanos de guerra y niños desplazados, junto con las condiciones de aquel entonces en los orfanatos, reformatorios y otras instituciones para los niños que habían perdido sus padres en la guerra, le impactó por sus propias experiencias tanto como niño como soldado.

En su opinión, las instituciones que existían en la posguerra no trataban de forma eficaz las necesidades de los niños y jóvenes que venían de situaciones familiares difíciles. Estos dispositivos eran impersonales, y gestionados de una manera autoritaria, orientada a la disciplina y la subyugación.

La única respuesta adecuada a la pérdida de la familia, creía Gmeiner, era que el niño se criara en un entorno que se pareciera lo más posible a una familia de verdad. La Madre SOS y su presencia constante era de gran importancia. Así, el modelo de la Aldea Infantil SOS tomó una forma concreta.

Con la colaboración de unos amigos, Hermann Gmeiner fundó la asociación Societas Sociales (SOS) en 1949. Más adelante, cambiaría el nombre a SOS Kinderdorf. En el mismo año, Gmeiner consiguió comenzar la construcción del primer hogar familiar SOS en Imst, un pueblo en la región austriaca de Tirol. Invirtió sus pocos ahorros como capital de este proyecto pionero. Gracias a sus labores incansables y cada vez más profesionales para la recaudación de fondos, unido a sus esfuerzos intensivos para lograr el apoyo solidario de la sociedad civil, consiguió poco a poco atraer a más colaboradores.

 

El 24 de diciembre de 1950, los primeros cinco huérfanos se trasladaron al hogar de Imst con su Madre SOS. Un año después, ya había 45 niños viviendo en la primera Aldea Infantil SOS.

Gmeiner fue inspirado y motivado por la convicción de que cada niño tiene el derecho absoluto a sentirse seguro y querido, sin consideración de donde vive o de sus orígenes, religión o historia. También creía que una sociedad en la que los niños huérfanos son doblemente abandonados y sus necesidades especiales son ignoradas, no es una sociedad ni justa ni humana. Hablaba incansablemente del poder de la comunidad y del amor como un instrumento para la paz: “Creo que el mundo de mañana no será peligroso si nos queremos en el futuro más de lo que nos queremos hoy”.

En los años 50, se crearon asociaciones y proyectos de Aldeas Infantiles SOS en Francia, Alemania e Italia. En 1960, se fundó la organización global “SOS Children’s Village International”. En los siguientes años se fundaron Aldeas Infantiles SOS en África y América. Se ampliaron los servicios sociales proporcionados por la Organización para incluir la atención a los jóvenes, escuelas, guarderías, centros de formación, centros sociales y centros de salud.

Gmeiner viajó sin descanso por todo el mundo. Promovió y luchó por Aldeas Infantiles SOS, integrando a las asociaciones de Aldeas Infantiles SOS en una red global, apoyando a las madres y colaboradores SOS, y cogiendo su fuerza de sus relaciones diarias con los niños.

Hermann Gmeiner y Aldeas Infantiles SOS son lo mismo. Se dedicó de forma exclusiva a este trabajo que era su vida. Trató con jefes de estado y primeros ministros, se reunió con reyes, e hizo amigos especiales como el Dalai Lama. Fue nominado varias veces para el Premio Nobel de Paz. Pero en el análisis final siempre se centró en lo que las personas hacen para servir a los demás, y de lo que se puede conseguir queriendo al prójimo. Para él, la manera en la que se crían los niños se convirtió en la cuestión primordial de la vida social.
 
En los últimos años de su vida Gmeiner se preguntaba cada vez más si la paz es posible y vivible. Observó los acontecimientos políticos y económicos con una creciente preocupación, abogando por la humanidad y la colaboración. Invirtió toda su esperanza en las Madres SOS, porque desde su punto de vista, la paz comienza con los niños.

Cuando Hermann Gmeiner murió hace 25 años, el 26 de abril de 1986, había 233 Aldeas Infantiles SOS en 85 países. Siguiendo el deseo que había expresado, Gmeiner fue enterrado en la Aldea Infantil SOS de Imst.